El deleitoso éxtasis que aquello me producía, provocó una gran presión por parte de mi mano, la cual no paraba de moverse gratificantemente. Transmitía una sensación de satisfacción perpetua.
El instrumento que estaba usando, que aún hoy conservo en unas condiciones pletóricas, explotó manchando todo lo que tenía frente a su húmeda punta. Mi mano quedó impregnada por ese líquido que limpié con una servilleta de papel…aún recuerdo nostálgico esa primera vez en la que mi primera pluma me puso la mano llena de tinta.
R.R.Almeida
No hay comentarios:
Publicar un comentario